Bajo las alas de Eva

19:08 Posted by Libre Expresión



Bajo las alas de Eva


Por: Diego Martín Antón

"Los ambiciosos son fríos como culebras pero saben disimular demasiado bien. Son enemigos del pueblo porque ellos no servirán jamás sino a sus intereses personales. Yo los he perseguido en el movimiento peronista y los seguiré persiguiendo implacablemente en defensa del pueblo. Son los caudillos (...) Hay que identificarlos y hay que destruirlos." (Mi Mensaje, capítulo 24)

La ambición y el despropósito hacia el bienestar del pueblo, sigue siendo una constante, y se instaura como una marca cada vez más pronunciada sobre los más humildes.

Basta con mirar sobre nuestros apacibles hombros, observar detenidamente las miradas de nuestros hombres y mujeres, de niños y mayores. Que sobreviven en nuestras calles.
De las personas a las que Evita llamo, con gran criterio y razón. “Los descamisados”.

Hoy, se los llama “pobres o indigentes”, y deambulan bajo los pliegues negociables de nuestras sociedades, en los subsuelos de la resignación, pisoteados por la misma sociedad que cada vez se torna más enfermiza, más hostil y por decantación.
Más hiriente e insípida con los que tienen hambre.

Pero “los descamisados” de hoy, ya no tienen una voz firme y clara que salga a defenderles, que les grite verdades a los poderosos intocables, ya no hay una mano de hierro que les saque del barro, de las miserias, en las que nosotros como sociedad les hemos empujado.
Ya no cuentan con la valía de un corazón forjado a fuego, con un alma cálida que les abrace en los inviernos. Evita, quieran o no, sigue siendo la bandera de los más humildes de ayer, de hoy. Y de los que seguimos generando.

Cada vez hay menos dignidad, porque el trabajo dignificante cada día es más escaso.
Estamos habitando una tierra donde solo pocos hombres y mujeres, viven de sus propios esfuerzos realizados, donde las sociedades trabajadoras, comen las migajas del resto. Y siempre las raciona la misma mano.

¡Si Evita viviera, la pucha! Escuche hace poco…
Lo escucho de mis mayores, de mis pares y sigo sin comprender este comentario.
¡Pero señores, Evita vive! Y está en las clases más humildes, en los que gracias al trabajo cotidiano aun pueden verse realizados.

Eva vive en las familias, que pregonan a sus hijos que hay un mañana prospero e igualitario. Vive, en la perseverancia de quienes educan con amor, en los que ayudan al prójimo, sin condicionarlos. Vive aún en nuestras memorias, siendo un ejemplo de ayuda al más necesitado.

Es por eso he decidido llamar a este simple texto, de mi autoría. Bajo las alas de Eva.
Porque debajo de su hembraje solemne, late un legado sensible, que busca llegar a su esencia viva, acudir a las vicisitudes del más necesitado.

Solo ella, ha sido visionaria del verdadero progreso del hombre, de las herramientas que conducen a la plenitud social del ser humano.
El trabajo dignifica al hombre, hace del trabajador un ejemplo cotidiano.

Pero hemos llegado al siglo veintiuno, estamos viviendo bajo el umbral de sus albores… Sin siquiera dar un gran paso.

No será hora de aprender, de una vez por todas, que necesitamos pregonar la dignidad, premiando y fomentando las labores dignas. Ser pensadores potables de nuevos proyectos, dar soluciones y crear sin temor nuevos espacios.

Es hora en la que todos aportemos nuestros granos de arena, sin mirar la paja en ojo ajeno.
Solo nos ayudará ser un verdadero conjunto, una sociedad de libres pensadores al servicio de la su sociedad y sus urgentes reclamos.

Entonces me pregunto…
¿En que estamos pensando, cuando elegimos a nuestros gobernantes?
He escuchado, como muchos de ustedes, que hay planes sociales que son otorgados a cambio de votos, favores a personas que tienen menos necesidades que usted y que yo. ¡Una vergüenza, verdad! ¿Pero que hacemos entonces, lo seguiremos votando?

La necesidad y vocación por luchar por los más humildes, hoy solo la podemos encontrar en poemas y textos bien logrados. Que sin duda lo son, pero simplemente sirven para ciertos propósitos maliciosos de algunos políticos, que por el poder han sido corrompidos y cegados.

Bajo las alas de Eva, recurren personas que solo viven de las limosnas que les regala el estado, que han perdido su propia dignidad, que no tienen la cultura del trabajo.
Personas que juegan el juego de esperar y sentarse por una bolsa de alimento.
Cruzando sus brazos.

Ellos se hacen daño a sí mismos, les dan a sus hijos un ejemplo errado. Les privan de ver a sus padres como modelo a seguir, el pan de sus mesas debe ser un sustento bien logrado.

Es por ello, que todos se refugian a conveniencia propia, bajo el reparo majestuoso de Evita.
Y todos la nombramos, la evocamos, admiramos o repudiamos. En actos, en la clases de historia, charlas de café o como es mi ejemplo. En un simple texto para compartir con los ciudadanos.

Pero sé esta perdiendo su verdadera razón, sin darnos cuenta, su mensaje esencial para el pueblo esta siendo desvirtuado. Debemos de una vez por todas, defender lo que ella nos dejo.
Su lucha, su esfuerzo y enseñanza. Debe ser nuestro legado más preciado.
Así es, querido lector…Solo el trabajo digno traerá dignidad, para todos los ciudadanos.

Fomentar la cultura del trabajador a nuestros hijos, a nuestros hermanos, a los argentinos que luchan día a día por sus necesidades más básicas. A los que hoy gobiernan, a nuestro hermanos.

Luchar para una sociedad justa y conjunta, deberá ser sin dudas. Nuestro mejor trabajo.

¡Devolver la dignidad al pueblo! Hacer de nuestra sociedad, un claro ejemplo de prosperidad y progreso. Transmitir, propagar y realizar… Un bien al ciudadano.

Hacer conocer las doctrinas de Eva Duarte de Perón, ponerlas en marcha, para todos los argentinos de ley. Seguir fielmente sus ideas, sus pasos.

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