La política es sociedad

19:44 Posted by Libre Expresión


La política es sociedad


Podemos debatir y trazar parámetros infinitos con respecto a las opiniones ya concebidas, la política de nuestros días, carece de ideólogos que se comprometan con sus sociedades. Actualmente, se puede observar y/o transitar los caminos del poder punzante, dando así, un claro ejemplo para comenzar a explayarme.


Los estados políticos están confirmados por hombres, que forman parte de la sociedad y que hacen de este arte público, un laberinto incansable de ideas y venidas. Los políticos que suelen ostentar su poder de decisión, niegan al pueblo, a su sociedad mentora. La posibilidad de expresarse y de participar en decisiones que repercuten en sus propias vidas diarias.


El resultado de esto, promueve a abolir la comunión del gobernante con su pueblo, coartando nexos vitales de convivencia. Es decir, el político de hoy debe interactuar diariamente con su vecino, tomar decisiones concensuadas para el bien vital de su sociedad y comprometerse con su buen funcionamiento.


La realidad nos marca diferencias abismales, quienes gobiernan suelen considerarse una especie aparte, negando sus orígenes sociales. Pero siguen siendo parte del pueblo.


Gobernar, no implica hacer propio al gobierno, gobernar es llevar las riendas mandatarias que les ha otorgado su propio pueblo.


Deber realizar acciones proliferas hacia la sociedad, es el camino correcto.

Sin ahondar en cuestiones partidaria, ni hacer hincapié en economías de momento. La razón política debe ser el propio ser humano, en su conjunto pleno.


Negar esta regla básica, ha llevado a muchos políticos de hoy al desconocimiento total de la realidad cotidiana, cegados por círculos viciosos o por propio dezmero. Se van formando barreras infranqueables para las sociedades necesitadas. Y cuando hablo de sociedades necesitadas, hablo por todas las sociedades conjuntas, ya que la política es esencial para su buen desempeño.


Estamos perdiendo el horizonte, debemos formar dirigentes que dirijan a voluntad de su pueblo, personas que caminen las calles y sean parte cotidiana de las necesidades sociales. Que conozcan la realidad y sean próximos a ellas. Seguir dejando en manos equivocadas a nuestras sociedades, tiene como resultado nuevos fracasos sociales, repercutiendo esto, en la áreas de educación, seguridad y economía entre tantas otras.


Cuando un gobernante pierde la brújula y se envuelve en una burbuja, aislado de toda referencia real. Nosotros como sociedad conjunta, debemos actuar para dar una solución mentada desde nuestro buen criterio.

Solo la sociedad conjunta puede comprender y solucionar sus propias vicisitudes.


La sociedad conjunta entiende los problemas cotidianos, porque somos causantes o perjudicados por nuestras propias acciones. Es por ello que un gobernante debe cumplir con lo que le enmienda el pueblo. Debe ser solaz de soluciones profundas, debe actuar para quienes allí lo pusieron.


¿Hacia donde va Sudamérica?

0:53 Posted by Libre Expresión



¿Hacia donde va Sudamérica?

Escrito el 27 de Octubre, Año 2005

Por Diego Martín Antón

Los países sudamericanos, nuevamente van tomando rumbos disímiles en sus proyectos socio-económicos, hacen de la región un rompecabezas lleno de figuras representativas, con sectores políticos totalmente opuestos. Bloques dispares en sus crecimientos, donde movimientos externos le dan a la región, una inestabilidad bien maniobrada. Creando nuevos contrapuntos que repercuten directamente en las sociedades de cada país.

Nuestras idiosincrasias están marcadas, y no nos ha permitido en estos dos siglos, establecer una razón conjunta, no hemos podido ahondar hasta el día de hoy.
Criterios políticos confiables, decisiones unidas en pos de nuestras economías.

Hemos convivido con poderes políticos de toda índole, gobiernos extensos y regencias de pasos. Gobiernos elegidos democráticamente y gobiernos de facto.

Pero el panorama socio-económico de la región, es una incertidumbre real, donde países como Brasil y Chile crecen pujantemente en estos años, mientras el resto de los países carecen de esta solides, buscando por necesidad horizontes a corto plazo.

Mirar a los Estados Unidos, a China e India o la Unión Europea. Parece ser un camino lleno de atajos, pero esta no será una solución directa con los años. Ninguno de estos monstruos económicos no permitirán crecer con región estable.

Sudamérica cuenta con recursos propios, pero nunca hemos logrado una hegemonía como la que si ha logrado Europa, con su moneda regional. El euro.

De esta manera, ellos han podido zanjar sus diferencias socio-políticas he instaurar un orden económico en pleno crecimiento, Porque al establecer un circuito económico regional, ellos han dado un verdadero paso hacia su independencia monetaria.
Tomando a futuro, sus propias decisiones económicas, posicionándose en las decisiones económicas regionales más débiles. Como la nuestra.

La economía sudamericana mirará con recelos los auges económicos globales, porque se sigue dividiendo entre los poderosos económicos de este nuevo siglo, siendo un bloque partido ante las finanzas globales.

Mientras esto siga sucediendo, nuestros países seguirán en una disparidad continúa, dependiendo siempre de capitales externos, haciéndonos socios a conveniencia, no a conciencia. Siendo económicamente manejados.

Nunca hemos podido confluir en un mismo horizonte, las necesidades anuales de cada país sudamericano, nos han empujado a medidas cortoplacistas. Solo la cultura ha logrado una hegemonía real dotada de nexos claros.

La independencia en estos dos siglos nunca ha sido del todo clara, solo podremos ser libres aunando esfuerzos, haciendo de nuestro países sudamericanos un verdadero cuerpo. Evitando que poderes externos nos sigan vaciando.

Bajo las alas de Eva

19:08 Posted by Libre Expresión



Bajo las alas de Eva


Por: Diego Martín Antón

"Los ambiciosos son fríos como culebras pero saben disimular demasiado bien. Son enemigos del pueblo porque ellos no servirán jamás sino a sus intereses personales. Yo los he perseguido en el movimiento peronista y los seguiré persiguiendo implacablemente en defensa del pueblo. Son los caudillos (...) Hay que identificarlos y hay que destruirlos." (Mi Mensaje, capítulo 24)

La ambición y el despropósito hacia el bienestar del pueblo, sigue siendo una constante, y se instaura como una marca cada vez más pronunciada sobre los más humildes.

Basta con mirar sobre nuestros apacibles hombros, observar detenidamente las miradas de nuestros hombres y mujeres, de niños y mayores. Que sobreviven en nuestras calles.
De las personas a las que Evita llamo, con gran criterio y razón. “Los descamisados”.

Hoy, se los llama “pobres o indigentes”, y deambulan bajo los pliegues negociables de nuestras sociedades, en los subsuelos de la resignación, pisoteados por la misma sociedad que cada vez se torna más enfermiza, más hostil y por decantación.
Más hiriente e insípida con los que tienen hambre.

Pero “los descamisados” de hoy, ya no tienen una voz firme y clara que salga a defenderles, que les grite verdades a los poderosos intocables, ya no hay una mano de hierro que les saque del barro, de las miserias, en las que nosotros como sociedad les hemos empujado.
Ya no cuentan con la valía de un corazón forjado a fuego, con un alma cálida que les abrace en los inviernos. Evita, quieran o no, sigue siendo la bandera de los más humildes de ayer, de hoy. Y de los que seguimos generando.

Cada vez hay menos dignidad, porque el trabajo dignificante cada día es más escaso.
Estamos habitando una tierra donde solo pocos hombres y mujeres, viven de sus propios esfuerzos realizados, donde las sociedades trabajadoras, comen las migajas del resto. Y siempre las raciona la misma mano.

¡Si Evita viviera, la pucha! Escuche hace poco…
Lo escucho de mis mayores, de mis pares y sigo sin comprender este comentario.
¡Pero señores, Evita vive! Y está en las clases más humildes, en los que gracias al trabajo cotidiano aun pueden verse realizados.

Eva vive en las familias, que pregonan a sus hijos que hay un mañana prospero e igualitario. Vive, en la perseverancia de quienes educan con amor, en los que ayudan al prójimo, sin condicionarlos. Vive aún en nuestras memorias, siendo un ejemplo de ayuda al más necesitado.

Es por eso he decidido llamar a este simple texto, de mi autoría. Bajo las alas de Eva.
Porque debajo de su hembraje solemne, late un legado sensible, que busca llegar a su esencia viva, acudir a las vicisitudes del más necesitado.

Solo ella, ha sido visionaria del verdadero progreso del hombre, de las herramientas que conducen a la plenitud social del ser humano.
El trabajo dignifica al hombre, hace del trabajador un ejemplo cotidiano.

Pero hemos llegado al siglo veintiuno, estamos viviendo bajo el umbral de sus albores… Sin siquiera dar un gran paso.

No será hora de aprender, de una vez por todas, que necesitamos pregonar la dignidad, premiando y fomentando las labores dignas. Ser pensadores potables de nuevos proyectos, dar soluciones y crear sin temor nuevos espacios.

Es hora en la que todos aportemos nuestros granos de arena, sin mirar la paja en ojo ajeno.
Solo nos ayudará ser un verdadero conjunto, una sociedad de libres pensadores al servicio de la su sociedad y sus urgentes reclamos.

Entonces me pregunto…
¿En que estamos pensando, cuando elegimos a nuestros gobernantes?
He escuchado, como muchos de ustedes, que hay planes sociales que son otorgados a cambio de votos, favores a personas que tienen menos necesidades que usted y que yo. ¡Una vergüenza, verdad! ¿Pero que hacemos entonces, lo seguiremos votando?

La necesidad y vocación por luchar por los más humildes, hoy solo la podemos encontrar en poemas y textos bien logrados. Que sin duda lo son, pero simplemente sirven para ciertos propósitos maliciosos de algunos políticos, que por el poder han sido corrompidos y cegados.

Bajo las alas de Eva, recurren personas que solo viven de las limosnas que les regala el estado, que han perdido su propia dignidad, que no tienen la cultura del trabajo.
Personas que juegan el juego de esperar y sentarse por una bolsa de alimento.
Cruzando sus brazos.

Ellos se hacen daño a sí mismos, les dan a sus hijos un ejemplo errado. Les privan de ver a sus padres como modelo a seguir, el pan de sus mesas debe ser un sustento bien logrado.

Es por ello, que todos se refugian a conveniencia propia, bajo el reparo majestuoso de Evita.
Y todos la nombramos, la evocamos, admiramos o repudiamos. En actos, en la clases de historia, charlas de café o como es mi ejemplo. En un simple texto para compartir con los ciudadanos.

Pero sé esta perdiendo su verdadera razón, sin darnos cuenta, su mensaje esencial para el pueblo esta siendo desvirtuado. Debemos de una vez por todas, defender lo que ella nos dejo.
Su lucha, su esfuerzo y enseñanza. Debe ser nuestro legado más preciado.
Así es, querido lector…Solo el trabajo digno traerá dignidad, para todos los ciudadanos.

Fomentar la cultura del trabajador a nuestros hijos, a nuestros hermanos, a los argentinos que luchan día a día por sus necesidades más básicas. A los que hoy gobiernan, a nuestro hermanos.

Luchar para una sociedad justa y conjunta, deberá ser sin dudas. Nuestro mejor trabajo.

¡Devolver la dignidad al pueblo! Hacer de nuestra sociedad, un claro ejemplo de prosperidad y progreso. Transmitir, propagar y realizar… Un bien al ciudadano.

Hacer conocer las doctrinas de Eva Duarte de Perón, ponerlas en marcha, para todos los argentinos de ley. Seguir fielmente sus ideas, sus pasos.

La sociedad de los peones

12:35 Posted by Libre Expresión




La sociedad de los peones


Por: Diego Martín Antón


Con los tiempos, las sociedades se han transformado en un conjunto de piezas maniobrables. En donde conviven sobre un gran tablero, la realidad, los reyes, los alfiles, las torres, los caballos y nosotros. Los peones.


Obnubilados, en muchos casos por intereses individuales a los poderes de turno. Conformamos con el tiempo, una dependencia total, sistemática, para con quienes se apropian del entablado y a punta dedo disponen de él, ejerciendo así, su poder absoluto sobre nuestras decisiones. Y así, nos vamos moviendo siempre a conveniencia del gran jugador de paso.


Sacrificándonos en pos de una teoría libre y social, pensando que será un triunfo en su conjunto, equitativo y real. Pero como ya hemos aprendido, nada de esto sucede, ni sucederá. Mientras haya nuevos enroques.


Como peones, solo nos encasillan, nunca nos dejarán pensar, ni volver nuestros pasos hacia atrás, avanzamos ciegos, siempre hacia delante. A merced de lo que gran jugador y sus opresores criterios disponen.


Pero quienes juegan asiduamente al ajedrez, o quienes tenemos un conocimiento básico de este maravillo y ancestral juego de estrategias, sabemos por demás, que los peones son las únicas fichas que tiene prohibido el movimiento hacía atrás. Convirtiéndolas en carne de cañón frente a los embates del oponente.


La sociedad actual, esta tomando este rol menor y escueto en las grandes contiendas, siendo inversa su postura a los principios democráticamente establecidos. La sociedad, peón. Avanza únicamente de a un casillero, defendiendo a capa y espada el conjunto de figuras más notorias del juego. Esas piezas que pesan y valen mucho más que unos simples peones, que con sus parsimoniosos pasos hacen frente a las arremetidas diarias. Y son consideradas, como la fuerza más vulnerable en cualquier choque.


Esporádicamente, algún peón logra llegar al otro extremo del tablero, y como en un cuento de hadas, se transforma en una pieza de mayor valía. En un rey valioso, pero sin derecho a nuevos enroques. Pero sabemos, que estas posibilidades son muy escasas y como he comentado desde el principio. Dependemos en nuestra totalidad, de la mano y la ambición del gran jugador de turno. El gran rey, le llamaremos entonces.


Podemos otorgar al resto de las piezas nombres interminables, asociarlas a figuras obsecuentes al poder, sin olvidarnos que también, nos sacrificamos por ellas. Porque tienen facultades o menesteres superiores a los nuestros, porque les hemos otorgado con nuestros esfuerzos. Roles superiores.


Es por ello, que a menudo me pregunto... Sí la sociedad actual tiene por decisión sacrificarse, luchar día a día, resguardando y velando por las figuras que nos deberían defender. Y estás, en vez de administrar o gobernar para sus sociedades, solo crean nuevas desigualdades, dividiéndonos más, luego corrompiéndonos con migajas de pan. ¿Qué camino hemos elegido, y porqué razón les defendemos entonces?


Quizás, seguir siendo como sociedad la defensa real de este gran dilema que aduce al defensor débil, defendido por sus bastardeados peones. Nos forja al sometimiento y a la ceguedad, sin restricciones.


La pieza llamada rey, es en su esencia uno de los nuestros. Si basta con verle mover en el tablero, avanza siempre de a un casillero, solo que esta pieza, ha aprendido a moverse en direcciones convenientes a sus propias convicciones.¡Pequeña y gran diferencia nos esconde!


Podemos darle a la figura de la reina, el titulo de la justiciera, ella es realmente la pieza con más poder y virtud de este juego… ¡Pero también defiende al rey! Bendita paradoja tenemos entonces…


¿Y quién defenderá a la sociedad? – Le pregunto, a los otros peones…

¿Estaremos destinados a ser devorados? – Me reuso, entonces…

¿No debería ser el pueblo, el actor primordial del juego? – Que sugestión, señores…


¡Pero vamos hacía delante! Avanzamos con las vendas en los hacía el retroceso, caminamos, así es… sin horizontes.

¡Pero vamos hacía delante! Involucionando al ser obligados a transitar por frágiles peldaños, bordeando precipicios, esquivando de ante mano posibles soluciones.


Recordemos que siquiera… Tenemos la potestad de tomar nuestras propias decisiones.

¡Cuando llegará ese día! En el que un simple peón, uno de los verdaderamente nuestros, se convierta en rey y reine a conciencia para su pueblo.Un rey que gobierne, para los que luchan por una sociedad libre, que sea nuestro tutor esencial. Que salga en defensa de sus peones.


¿Llegará ese día? No quiero seguir perteneciendo a una sociedad autista, en la cual solo un par de fichas nos imponen opiniones. Le pregunto a todos ustedes… Señores peones.